En 1987, Joël Claudel, guía de montaña, imaginó la primera Joëlette para su sobrino quien padecía miopatía. Se trataba de una especie de silla de manos/palanquín equipada de una rueda única. A Joël solamente le hizo falta un par de días para fabricar el primer prototipo. De hecho, la silla, la rueda central y los cuatro brazos para los dos acompañantes siguen siendo la base de la Joëlette.
Entonces, a pesar de su patología degenerativa, Stéphane pudo disfrutar de los grandes espacios. A los 17 años, descubrió los senderos de la Isla de la Reunión y luego los del Atlas en Marruecos. Hoy en día, la joëlette, permite a cualquier persona disfrutar de la montaña, ya que es una silla muy funcional que incluso ha llegado al campamento base del Everest.
Aunque actualmente, las personas con diversidad funcional encuentran muchas menos barreras que años atrás, ya que se adaptan infraestructuras, acondicionamientos, instalaciones deportivas, medios educativos y espacios en general y se trabaja en crear una conciencia inclusiva e integradora en el mundo laboral, educativo, familiar, en el ámbito social en general, no todos los ámbitos están a su alcance, aún pueden encontrar muchas barreras para ejercer según qué actividades.
El acceso a una vida completa y que responda a un desarrollo personal sería el objetivo principal de familiares, educadores, formadores, profesionales del ámbito de la discapacidad y las propias personas con diversidad funcional motriz.
El acceso a la montaña y a distintos espacios naturales es una actividad deportiva que supone para cualquier persona que quiera acceder a ella, por lo menos un reto al que hay que saber adaptarse y estar preparado, pero que aporta una gran satisfacción personal a la vez que satisface esas emociones primarias de contacto con lo natural cada vez más presentes en nuestra sociedad.
Para las personas con diversidad funcional motora este reto es aún mayor y hasta hace muy poco, incluso inaccesible. Siendo igualmente mayor la satisfacción que puede llegar a generar.
Se plantea este proyecto uniendo estas tres ideas:
- El acceso a la montaña como actividad deportiva que genera una gran cantidad de beneficios tanto físicos como emocionales y psicológicos,
- el derecho de las personas con diversidad funcional a disfrutar de todos los recursos que nos ofrece el medio natural
- y la existencia de 6 sillas joëlettes, 4 del Ayuntamiento de Lozoya y dos del Parque Nacional, que están accesibles a su manejo por parte de la Asociación.
En este proyecto, se tiene en cuenta los distintos roles de las personas implicadas:
- Las usuarias de la joëlette, que podrán disfrutar de las actividades en el medio natural
- El resto de senderistas del grupo y las familias de las y los usuarios, que podrán acompañar y compartir una experiencia extraordinaria
- Los senderistas que se crucen con los grupos, que verán otra forma de disfrutar del campo.